Imaginarán la gratísima sorpresa que tuve al enterarme de la campaña: Apadrina un niño, que se realiza a nivel mundial. Sobretodo al advertir la gran acogida que ésta ha tenido en países desarrollados, que cuentan con personas realmente generosas dispuestas a compartir lo mucho o poco que tienen, con aquellos menos afortunados.
Loables acciones que son canalizadas a través de ONGs, quienes de forma totalmente desinteresada trabajan en busca de promover el sentimiento solidario hacia los más pobres e indefensos en el mundo, que como deben suponer bien, son nuestros niños.
La metodología consiste en apadrinar a un pequeño y a través de donaciones, proporcionarle un mejor ambiente de sanidad, alimentación, educación, entre otros; que no sólo desarrolla sus condiciones de vida, sino también las de su comunidad. Ya que a través de programas integrales, se llevan a cabo proyectos de capacitación profesional, producción y comercialización de sus propios recursos, que les permite un futuro con dignidad y ocupación propia.
Apadrina un niño peruano
Pero, después de conocer que, mediante una cuota mensual, es posible apadrinar un niño y posteriormente mantener total contacto con él a través de un expediente completo (incluida la dirección para poder escribirle); recibí otra sorpresa al percatarme la cantidad de latinos que conocedores de la precaria situación en su país de origen, también apadrinan a un niño.
Incluso en la Fundación por los niños del Perú, quienes a su vez han venido realizando campañas de recaudación de fondos en las que todos tuvimos oportunidad de participar. Y es que, cuando uno desea tender la mano y ayudar, siempre encuentra buenos caminos.